Louie Fuller: la bailarina que unió la ciencia con el arte
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Louie Fuller: la bailarina que unió la ciencia con el arte

A inicios del siglo XX, una bailarina estadounidense alborotó al mundo con surreales espectáculos donde la ciencia anduvo detrás de los ‘efectos especiales’.

Desde las primeras culturas del planeta hasta nuestros días, la ciencia ha estado vinculada al arte de diversas formas: construyendo hermosos templos que servían para la adoración pero también para la astrología, dibujando plantas y animales exóticos en libros de viaje o utilizando los últimos descubrimientos científicos para crear movimientos artísticos alrededor. El reciente re-estreno de la película “Madame Curie” (2019) en Netflix, volvió a colocar a la destacada científica polaca, Marie Curie, bajo las luces estelares del entretenimiento, reactualizando (o cuando menos rememorando) el genio y figura de una de las científicas más importantes del siglo XX.    

En una parte de dicha película, se recrea las furtivas visitas de Pierre y Marie Curie, a los espectáculos de Marie Louise Fuller, una bailarina estadounidense que se volvió famosa por incluir ‘efectos especiales’ en sus presentaciones. Nacida en 1862, en la ciudad de Chicago, Fuller tuvo que trabajar desde niña ante la extrema pobreza que vivía su familia. Aprovechó sus dotes histriónicas naturales para ser contratada por circos y espectáculos de vodevil. Fue una de sus performances, la que le dio fama en Europa, a donde se mudó en 1892. 

Rebautizada con el nombre de Loïe, causó furor en el famoso cabaret parisino Folies Bergere, por la forma en que ondulaba los cientos de metros de seda de su atuendo y por la transparencia de la tela que cubría su cuerpo desnudo. Loïe, además, patentó una serie de compuestos químicos para producir efectos especiales de color sobre su ropa, y utilizó, por primera vez, sales luminiscentes para crear trucos de iluminación escénica. 

En su atelier parisino, experimentó con sustancias químicas como el magnesio para conseguir efectos de luz y color que luego incluía en sus obras escénicas. Es por aquellos años de la Belle Époque, que se hizo muy amiga de la pareja de científicos Pierre y Marie Curie, galardonados con el Nobel por descubrir el radio y el polonio. Juntos compartieron  infinitas noches de bohemia que incluían sesiones de espiritismo, a las que también acudía el astrónomo Camille Flammarion.

La musa psicodélica

Fuller era una mujer rechoncha, de rostro vulgar y nariz respingona, que hablaba un inglés barriobajero y un francés incorrecto. Sin embargo, su actitud iconoclasta y su danza psicodélica y fantasmagórica, cautivaron a poetas, escritores y famosos artistas como Toulouse-Lautrec o Rodin, quienes la inmortalizaron en carteles, fotografías, esculturas, lámparas y todo tipo de objetos art nouveau.

La artista no solo encantaba a los caballeros de la época sino también a mujeres como la reina María de Rumanía, con la que mantuvo una secreta relación íntima y una extensa correspondencia. Ambas protagonizaron más de un escándalo en la prensa. Aunque María no fue la única mujer en su vida. Fuller compartió tres decenios de su vida con Gabrielle Bloch, una bailarina dieciséis años más joven. En su autobiografía, Quinze ans de ma vie (1908), Fuller no tuvo reparos en afirmar: “Durante ocho años vivimos juntas en la mayor intimidad, como dos verdaderas hermanas”.

Siempre a la vanguardia, esta artista vivió abiertamente su sexualidad lésbica. Así lo comprobó su colega Isadora Duncan, a quien Fuller introdujo en los escenarios europeos, durante su breve paso por la escuela de danza de su compatriota. A Duncan le llamó la atención que muchas de las alumnas de Fuller se mostraran muy afectuosas con su mentora.

Una pionera en la pantalla grande

Varias décadas antes de que Marjane Satrapi incluyera la figura de Fuller en su película sobre Marie Curie, los hermanos Auguste y Louis Lumière, padres del cine, la filmaron sobre el escenario. De hecho, ella misma dirigió, produjo e interpretó el cortometraje “Danza del fuego”, en el que bailaba mientras unas luces se proyectaban sobre su ropa, dando la impresión de que el fuego lamía su cuerpo.

http://www.metmuseum.org/art/collection/search/287806

Loïe Fuller fue una pionera de la danza moderna. Pese a carecer de formación en ballet clásico y en técnicas formales de danza, preparó el terreno a bailarines como la propia Duncan, la también norteamericana Martha Graham o el ruso Michel Fokine. Fue una celebridad y una de las artistas mejor remuneradas de su época. Sin embargo, luego de su muerte por neumonía a los 65 años, cayó en el olvido. Su talento innovador ha sido reivindicado recientemente por bailarines e historiadores estadounidenses. 

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